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Praxis y Razón (tema de seminario) Edgardo Bergna

 

 

nihil est in intellectu quod prius no fuerit sub sensu. Podría haber escrito esto en arameo o sánscrito pero se que no gustan las palabras difíciles, solo que esta frase

-mas famosa en latín, para hacerlo más complicado- dice que nada hay en el entendimiento que antes no haya estado en los sentidos, en fin, el entendimiento, según esta tradición, toma sus datos de la experiencia y, es una manera de acceder al conocimiento: Empirismo.

 

El Racionalismo, en cambio, exalta las ideas o el pensamiento y los independiza de su vínculo con la experiencia. Dos posturas irreconciliables.

 

¿Irreconciliables, hasta que punto? Aquí se "oyen rumores" antagónicos y creo que esto se zanja concentrándose en el objeto que le es propio a tal o cual disciplina; cierto que para la nefrología el objeto es "el riñón" pero no el de cada uno, el riñón particular, sino lo general del objeto en tanto su salud o enfermedad; no tiene más crédito el nefrólogo en virtud de sus cálculos renales, lo tiene por la eficiente aplicación de una praxis conforme a un marco teórico y a un protocolo convalidado por "la nefrología", su valor es "terapéutico".

 

Tampoco al geómetra y al matemático podemos pedirles experiencia vivencial frente al "triángulo" o al "uno"; absurdo pedirle al filósofo que nos cuente de la "textura o aroma del Ser"; ¿como luce el inconsciente? Son constructos teóricos, más o menos útiles los que pueden llevarse a la praxis; enriquecedores del pensamiento y más o menos ingeniosos o divertidos, los que forman parte de disciplinas puramente teóricas.

 

Pero a mi entender hay otros objetos, donde el nombre de "objeto" suena no tanto irrespetuoso como in-solidario; es donde -como se dice en filosofía- hay que llamarse a silencio, hacer un paréntesis en el juicio, epojé, éste silencio es frente a lo inefable, el Dolor (no el de muelas) diluye el objeto; sin su objeto de estudio toda disciplina pierde sentido. No hay teoría posible sobre el Dolor.

 

Hay un sujeto doliente, donde tampoco cabe la "terapia" en el sentido de "cura" ni "cura" como "sanación" sino que podría haber "cura" en el sentido de cuidado; por esto creo, tiene poco valor lo teórico frente a la experiencia, en tanto que frente a la "perdida de lo inmensamente querido" no existe "La Muerte" sino "La Muerte de ser inmensamente querido" siempre singular. Dicho esto pienso que semejante experiencia desborda cualquier marco teórico a priori, con todo, ofrecer desde la serenidad profesional el resultado de haber transitado una experiencia análoga y a posteriori pensada, traza el camino hacia una teoría y en este sentido cabe aquello de: nihil est in intellectu quod prius no fuerit sub sensu.

 

Ahora bien, el peligro es que ésa teoría se instale y con el tiempo se haga independiente de la experiencia que la originó. Aquí está lo difícil, ¿Cómo seguir adelante?

 

¿Cómo salvarla del cientismo?

Lo que habilita la "opinión reputada" de un profesional es haber pasado por "una crisis existencial, quizá la más severa que deba afrontar el hombre, y en este caso, el haber vivido la dolorosa experiencia, pareciera ser condición ineludible, como para poder acercar comprensión y apoyo emocional a quienes enfrentan circunstancias similares"

 

 

Vicente López 05 02 2006




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