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De la ética de la alteridad, a una comunidad basada en la justicia Edgardo Pablo Bergna

 

PONENCIA PARA EL X FORO PARA EL EQUIPO DE SALUD EN ONCOLOGÍA

“APORTES DE LA COMUNIDAD AL PACIENTE ONCOLÓGICO, FAMILIA Y EQUIPO TRATANTE” Mesa redonda: "Con Alma Y Vida en la Comunidad"


De la ética de la alteridad, a una comunidad basada en la justicia

Un hombre solo, una mujer/ así tomados, de uno en uno/ son como polvo, no son nada.

José Agustín Goytisolo


Introducción

El año pasado fuimos invitados a reflexionar sobre el tema: paciente oncológico, familia y equipo tratante: encuentros y desencuentros; expuse el tema con el título Del yo al nosotros como ética: filosofía de la práctica. Hoy, el mismo ámbito nos reúne, y ésta vez nos ofrece la oportunidad de pensar en los Aportes de la comunidad al paciente oncológico, familia y equipo tratante.

 

Creemos que es posible explicar el modo en que la «comunidad» aporta valores positivos al paciente, familia y equipo, en consistencia con lo que planteamos al abordar el tema de la interdisciplina desde una ética de la alteridad[1]. El núcleo de esta ética se puede resumir en que la mirada del Otro es lo que constituye lo que «Soy»; soy constituido, «investido» por el Otro. Por su mirada[2].

 

...El Otro es indispensable a mi existencia tanto como el conocimiento que tengo de mi mismo...Así descubrimos enseguida un mundo que llamaremos intersubjetividad, dice Sartre[3]. El término «experiencia del Otro», podría servir de guía para fundamentar una «episteme de la relación[4]», un conocer por relaciones que incluya la mirada del Otro. El saber del Otro como necesario para consolidar una visión integral, o lo mas abarcadora posible del «objeto» a conocer.

 

Así dispuestas, las relaciones se fundan en el «reconocimiento»[5]. Los actores de las distintas disciplinas «reconocen» en el Otro, personas capaces de aportar diferentes miradas, saberes y voluntades; de esta relación lo que se espera es descubrir «un rasgo»: la humanitas; considerar al Otro en su humanidad es considerarlo menos paciente, mas agente; la realidad humana es digna en tanto se reconozca su dimensión física, psíquica y social[6]. No cabe duda de la importancia del diálogo entre saberes bajo éste concepto.

 

De esta manera, se nos presentan saberes que dejan de ser hegemónicos, se combinan sin perder su identidad y se afirman dialécticamente en un grupo interdisciplinario; el equipo tratante, incluye al paciente y a la familia al grupo, con la convicción de que paciente y familia tienen «tanto que decir» como las demás disciplinas.

 

 

El enfoque de éste trabajo, es desde la ética y la filosofía política, entendiendo por ética, en su sentido contemporáneo (introducido por Hegel) de eticidad: actividad que se desarrolla en un ethos determinado por intereses comunes a un grupo. Compartimos con el autor de La Nausea que la vida a priori no tiene sentido, le corresponde al hombre dárselo y lo valioso es el sentido que se elija. En este ámbito hay la posibilidad de crear una comunidad humana[7]. Una manera de actuar «con responsabilidad» daría sentido a la vida en comunidad, que podríamos definir provisoriamente como aquello que no siendo privativamente de ninguno, se extiende a todos

 

Hacia una comunidad

 

La palabra «común» proviene del latín commúnis, derivada de ésta, hacia 1440[8][E1] , aparece la palabra communitas y entendemos por «comunidad», todavía en sentido amplio: «lo que pertenece a muchos como característica, y por esto es común». Para los filósofos presocráticos, «lo común» es el principio o arkhé, en tanto que, «lo uno» se intenta Inteligir detrás de las apariencias -percibidas- de multiplicidad[9] y, es patrimonio de todos porque pone de manifiesto lo verdadero.

 

Siendo un poco mas preciso, en el origen del término encontramos, que commúnis proviene de cum (prep.con) y munus, siendo munus: oficio o cargo, que implica una obligación entre quien recibe -el oficio o cargo- y quien lo otorga. Bajo ésta interpretación, el término «comunidad», va adquiriendo el sentido que nos interesa resaltar, viendo en él una faz normativa, cuyo abordaje es ético.

 

A lo largo de la historia del pensamiento, los alcances y las implicancias del concepto de «comunidad» despertaron el interés de las ciencias humanas. Le debemos a Ferdinand Tönnies, Sociólogo y filósofo alemán (1855-1936), Comunidad y sociedad; escrito en 1887, opone los términos «comunidad» (Gemeinschaft) a «sociedad» (Gesellschaft). Llama comunidad a las relaciones entre personas, establecidas de forma

voluntaria donde los objetivos no son mediados por intereses particulares; en tanto que en la «sociedad» -explica- las relaciones se constituyen conforme a la satisfacción de intereses particulares. Según el filósofo alemán los valores de la «comunidad» son: identidad de sentimientos, intimidad, vecindad, amistad, moralidad. Adjudica, en cambio a la «sociedad», valores tales como: racionalidad, competitividad y [E2] ética social.

 

La Crítica de la razón pura, gran obra de Immanuel Kant (1724-1804) escrita en 1781 deja una marca imborrable, sus notas resuenan en el concierto del pensamiento. Para Kant, comunidad de acción recíproca, es una de las categorías de la relación. La comunidad es «reciprocidad de acción entre el agente y el paciente» Kant emplea este

término en el sentido de «una comunidad dinámica sin la cual la propia comunidad local no podría ser conocida empíricamente»[10]

 

Georg W.F.Hegel (1770-1831), por su parte, ve en la transgresión a la norma[11] , donde la persona adquiere su libertad real -no meramente formal- Por un lado, la reflexión sobre la acción cometida y penada, lleva al infractor a interiorizar la ley conculcada por él, haciendo de éste un sujeto moral (moralitat), y, por otro lado, esa reflexión se hace frente a la comunidad que espera la sanción, se adquiere de ésta manera -al hacer responsable al sujeto- el estatuto ético (Sittlichkeit)[E3] de la comunidad. Nosotros decimos que, la condición de posibilidad de una «comunidad ética», es la justicia.

 

Para concluir este apretado resumen de las distintas nociones de «comunidad» no podemos dejar de mencionar a dos autores contemporáneos: Jean-Luc Nancy (1940- )

y Maurice Blanchot (1907-2003). Tanto Nancy en La comunidad inoperante, (1986) como Blanchot en la Comunidad inconfesable, proponen, en el marco de la filosofía deconstructiva negar la «autonomía» y el «reconocimiento», en tanto que, es imposible -dicen- la mismidad del sujeto ante la impugnación del Otro, lo que empuja un ser hacia el otro no sería el deseo de ser reconocido -Hegel- sino el de ser impugnado. Dejo para otra ocasión un estudio detallado de estos autores dedicando el tiempo que merecen. Con todo -según nuestra opinión- no se ve a priori la posibilidad de discusión en el marco ético y político. Pues, no son «fuertes» las nociones de sujeto y comunidad que ellos proponen.

 

 

La eticidad de la comunidad se basa en la justicia

 

Todos deseamos vivir en una sociedad justa, la filosofía desde sus comienzos se vio en la necesidad de pensar en que es «lo justo» y tanto la ética cuanto la filosofía política hacen de la justicia un objeto que está a la base de sus teorías, recientemente disciplinas como la bioética orientan su discurso cada vez mas a tratar de dilucidar éste problema que ya el jurista romano Ulpiano, (170?-228) definía como: «dar a cada uno lo que le es debido», definición que, según nuestra opinión, no agota, sino que mantiene viva la pregunta: ¿Como saber si nuestra comunidad es justa?.

 

Son diversos los enfoques que se le ha dado al término «Justicia», con todo, podemos discernir dos registros: uno «objetivo», que se refiere al ordenamiento público y social, cuyo ámbito es la política y el derecho; otro «subjetivo», una «virtud personal», que rige las relaciones entre personas, cuyo ámbito es ético-moral.

Platón, asocia la actitud de la vida moral recta, al hombre que llamamos «bueno» y relaciona la justicia (*46"4@Fb<0, dikaiosýne) con el «Bien»; en los diálogos República (Politeia), o Gorgias, entre otros, es frecuente el concepto que afirma que un hombre sólo puede realizarse plenamente dentro de una polis justa, o como dice en la Carta VII, una verdadera filosofía será aquella que intente efectivizar formas justas de orden social.

 

Aristóteles, se distancia de la «idea platónica de Bien», le quita a la noción de Justicia los rasgos religiosos: no existe «el bien» -dirá- sino el hombre bueno; en clara posición crítica a «la teoría de las ideas». Es oportuno, dejar al mismo Aristóteles desde su Ética Nicomaquea sentar una posición sobre la justicia, a la cual adhiere éste escrito: «...la justicia es la única, entre las virtudes, que parece referirse al bien ajeno, porque afecta a los otros; hace lo que conviene a otro (...) el mejor, [de los hombres] no [es] el que usa la virtud para consigo mismo, sino para con otro...»[12] [13]

 

Hasta aquí, se ha tratado de mostrar panorámicamente dos teorías clásicas de la justicia como también, a quienes tomaron el tema «comunidad» desde perspectivas teóricas diferentes. Tanto la opinión de Hegel respecto de «comunidad» cuanto la de Aristóteles en lo que se refiere a justicia, nos parecen las mas pertinentes a la hora de sostener la idea de que una comunidad se asume ética en virtud de su relación con la justicia.

 

Por otra parte, volviendo al tema concreto, tema que nos interroga acerca del aporte que puede hacer la comunidad al paciente, familia y equipo; sabemos que, «ser» parte «del equipo tratante» es contingente, no es una diferencia ontológica, el hombre como «ser en situación»[14] es a veces familia y otras, paciente. Lo fundamental en esta relación es la conciencia de que los «puestos» son repartidos al azar y casi todos en algún momento pueden pasar de una situación a la otra; situación, en la que podemos describir -solo por sistematizar- distintos grados de vulnerabilidad.

 

Si aceptamos que, es válido pensar en la contingencia, como se explica en el párrafo anterior y, que el ser se dice de muchas maneras como plantea Aristóteles, podemos tomar como marco teórico Teoría de la justicia; escrita en 1971 por John Rawls ha sido uno de los estudios más influyentes sobre el tema, un clásico de la filosofía política del siglo XX.

 

Rawls, funda su trabajo en la teoría clásica del contrato social, -el Estado y la sociedad se originan mediante un «pacto» hipotético- al que considera fundamento moral de la sociedad, la idea de este contrato moral remite a una «posición original» en la que los individuos, deben establecer las condiciones en que vivirán, y las normas de justicia que están dispuestos a adoptar. En la llamada «posición original» cada individuo ignora cuál será el lugar y la parte que le ha de tocar en la sociedad. En estas condiciones la alternativa -racional y razonable[15]- es adoptar la regla del maximin, estrategia propia de la teoría de juegos: dada la incertidumbre, asegurarse de la situación posible menos mala, esto es, un Estado que garantice los bienes básicos para que las personas puedan llevar adelante sus planes de vida. A esta teoría, se opone otra no menos influyente Anarquía Estado y Utopía. Escrito en respuesta a Rawls, Robert Nozick, en el marco del neoliberalismo, propicia que el Estado no tenga ninguna obligación frente a las personas, reduciéndolo a un mínimo posible.[16]

Conclusión

 

Las dos teorías esbozadas arriba, plantean dos modelos diferentes para pensar «lo que es justo», modelos que a la vez constituyen distintos tipos de comunidad. Si tomamos en cuenta la posición Rawlsiana: «ignorar cuál será el lugar y la parte que le ha de tocar a cada uno», pensamos, que el aporte de la comunidad, reside en dirigir la acción de manera que ésta sea la más conveniente al grupo más vulnerable.

 

Una comunidad que actúe responsablemente, exigiendo instituciones justas se constituiría además, en una comunidad solidaria y libre, en el marco de una ética de la alteridad. «Elegir como actuar» a la hora de «diseñar» una comunidad, implica la responsabilidad de cada uno, desde el lugar donde desarrolle su actividad. La opción, entonces es, una comunidad -que ahora definimos como el «lugar donde se despliega la eticidad, cuya condición de posibilidad es la justicia»- donde prive un tipo de relación con «el Otro» que favorezca a grupos vulnerables; o, si se sigue el modelo de Nozick, que los trate con indiferencia, dejándolos librados a su destino.

 

Queda planteada la pregunta. Si tenemos que elegir entre «dos modos de ser» de nuestra comunidad. ¿Como saber que modo es el más justo?

 

 

 

 

Vicente López, noviembre 2007



[1] Levinas considera que la ética es la filosofía primera, ya que nos permite pensar en el Otro. Con todo, tomamos el término «ética de la alteridad» de manera secular no en el sentido «teológico» que da el autor; tampoco pensamos que fuera una «filosofía primera»: si se trata de destronar la metafísica, ésta no debería tomar el lugar de aquella. Creemos en la ética de la alteridad cuyo principio y fin es la «existencia humana»

[2] Sartre, J. P. El ser y la nada Parte III, La mirada P 280 y ss. Ed Losada, SA

[3] Sartre, J. P. El existencialismo es un humanismo, Pág.32 Ed. Folio, Barcelona, 2007

[4] Me refiero aquí a una ontología basada en la relación entre el Uno y el Otro, no en el Ser individual, y unida estrechamente a ella es que surge la concepción de «episteme de la relación» el conocer por relaciones. No significa esto la pérdida de la individualidad, sino la noción de que «somos en la relación» El Uno se reconoce como tal por la presencia del Otro y por la relación que sostienen entre sí. Se es en la

relación y no se puede ser fuera de ella. La individualidad entonces es un elemento de la relación, que se construye por ella y en ella. Cfr. Levinas (1977) y Buber

 

[5] El hombre... se da cuenta que no puede ser nada (...) salvo que los otros lo reconozcan como tal Sartre, J. P. Op.Cit. Pág. 32

[6]La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Constitución de la organización Mundial de la Salud, 45a edición, octubre de 2006. Se define Hombre como "Ser animado racional"

[7] Sartre, J. P. Op.Cit., Pág.41

[8] Marqués de Santillana y Alfonso de la Torre

[9] Uso aquí, intencionalmente, la dicotomía ofrecida por Platón en su teoría de la ideas para distinguir entre las «ideas» y el mundo puramente físico.

[10] Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, §10, P,111 Los conceptos puros del entendimiento o categorías. Ed. Coleccionables SA 2004, Pérez Galdóz, Barcelona.

[11] Cfr. Duke, Felix. Libertad y Comunidad en Hegel, Revista de Filisofía Universidad de Chile, Facultad de Filosofia y Humanidades, 2004

[12] Aristóteles, Ética Nicomaquea, L.V Naturaleza de la justicia y de la injusticia , 1130a, Ed. Gredos.

[13] El pensamiento aristotélico sobre la justicia se encamina a la idea de que a quienes sean iguales se les trate igual y de manera desigual a los desiguales. En este sentido hay que tener en cuenta que el concepto de «ciudadano» en la Grecia clásica estaba restringido; los niños, las mujeres y los esclavos estaban fuera de la definición. Sobre el tema de la mujer puede consultarse Madrid, Mercedes La misoginia en Grecia.

[14] Entiendo situación como el conjunto de condiciones materiales y hasta psicoanalíticas, que en una época dada definen precisamente un conjunto. Cfr Sartre, J. P., Op.Cit. Pág. 60

[15] En la posición original, los individuos son razonables y desinteresados. «Un rasgo de la justicia como imparcialidad es el pensar que los miembros del grupo en la situación inicial son racionales y mutuamente desinteresados» Cfr. Rawls, John, Sobre las libertades, Paidós, Barcelona 1990, Pág.31

[16] Cfr Gargarella, Roberto. Las Teorías de la justicia después de Rawls, Ed. Paidós


Vicente López, Primavera de 2007

 

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